Últimamente mis hijos no paran de decirme: “Mamá, me aburro”, y la verdad es que los niños necesitan saber que existe el tiempo no estructurado.

¿Por qué este tiempo no estructurado es bueno para ellos? Porque les brinda la oportunidad de explorar tanto su mundo interior como el exterior, lo cual les favorece la creatividad. Es la manera en la que aprenden a comprometerse con ellos mismos y con su entorno, imaginan, inventan, crean…

Si continuamente están “ocupados” con: ordenadores, tablets, televisión… nunca aprenderán a responder a las señales de su propio corazón, que podría llevarles a escribir un cuento, una canción…

Estas llamadas de nuestro corazón son las que nos dirigen las pasiones que darán sentido a nuestras vidas y está a nuestra disposición desde el comienzo de nuestra infancia cuando podemos explorar y perseguir aquello donde nuestro interés nos lleve.

También es básico que puedan decidir por ellos mismos como quieren utilizar los periodos de tiempo no estructurados o no aprenderán a utilizarlos, y ya sabemos que uno de nuestros mayores desafíos como adultos es aprender a manejar bien nuestro tiempo.

¿Por qué el “Me aburro” se convierte en un freno para tantos niños?

A la mayoría de ellos si se les da tiempo no estructurado y tras alguna pequeña queja, aprovechan la oportunidad y encuentran algo interesante que hacer con él.

Te recomiendo que observes cómo juega cualquier grupo de niños (si puede ser al aire libre y sin pantallas), verás que se organizan entre ellos para una actividad de cualquier tipo: viendo quien salta más lejos por ejemplo.

Cuando los niños no son capaces de encontrar algo que hacer, usualmente es porque:

  • Están acostumbrados a los entretenimientos de pantalla y no tienen práctica en mirar dentro de ellos mismos en busca de directrices.
  • Su tiempo es siempre tan estructurado que no están acostumbrados a encontrar cosas divertidas que hacer con su «tiempo libre».
  • Necesitan atención de los padres. Todos los niños necesitan encontrarse con sus padres a lo largo del día para «recargarse».

Desafortunadamente, nuestra sociedad está creando toda una generación de niños adictos a las pantallas. Pero los niños necesitan todo tipo de experiencias: desde construir con bloques, relacionarse con otros niños, actividades creativas…

Los niños necesitan estar físicamente activos o no pueden concentrarse para aprender.

Es por esto por lo que es necesario limitar el tiempo ante la pantalla.

Cómo podemos responder cuando los niños nos dicen que están aburridos

Primero, deja lo que estés haciendo y céntrate de verdad en tu hijo durante cinco minutos.

Si utilizas este tiempo para conectar, charlar y haceros mimos, tu hijo probablemente conseguirá la «recarga» que necesita y se irá por su camino con bastante rapidez.

Si no se suelta de tu lado, ten en consideración que quizá necesita un poco más de tiempo contigo.

La mayoría de ocasiones en que los niños se muestran «quejicas» e incapaces de concentrarse se debe a que necesitan más tiempo de conexión profunda con nosotros.

Una vez que estés seguro de que tu hijo tiene su «recarga» llena, puedes volver a la pregunta «qué hacer». Para entonces, probablemente ya tenga algunas ideas de cosas que le gustaría hacer. Si no, ofrécele tu ayuda de ideas sobre posibles actividades.

¿Qué ocurre cuando los niños de verdad necesitan ayuda para conseguir encontrar una actividad que rompa con su aburrimiento?

La mayor parte del tiempo (dejando a los niños con sus propios recursos) acaban encontrando algo interesante, pero a veces realmente necesitan nuestra ayuda.

Te sugiero que creéis la Caja del Aburrimiento, llena de ideas escritas en trozos de papel.

Cuando diga que se aburre, tendrá que coger tres papelitos de la caja y elegir una de las actividades.

Aquí tienes algunas ideas que podrían estar en la Caja del Aburrimiento:

  • Poner algo de música y bailar
  • Hacer un dibujo
  • Empezar un diario
  • Organizar la habitación
  • Escribir un cuento
  • Recortar fotos de revistas y hacer un collage

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