Es cierto que vivimos en una época donde existe un rápido incremento del uso de Internet, donde cada vez más, existe un contacto más frecuente y constante con esta herramienta; tanto en el ámbito laboral, escolar y familiar.

También es cierto que internet ha permitido incorporar toda una serie de elementos y aplicaciones muy interesantes y facilitadores, que permiten una mejora de la calidad de vida; pero también es cierto que existe una vertiente negativa a la que se expone cualquier usuario que no sepa gestionar de forma correcta la interacción con este medio.

Aquí, los padres deben tener claro que su tarea como educadores involucra el saber transmitir todos aquellos elementos posibles para que sus hijos hagan un uso positivo de Internet y puedan estar protegidos de los peligros que existen; ya que la red contiene un conjunto de amenazas para los menores que los padres deben conocer para poner los medios adecuados para controlarlos o evitarlos.

 

Algunos aspectos a considerar:

• Existencia de ciberbullying entre menores a través de la red.
Los hijos podrían tener contacto como víctimes, agresores o espectadores.

• Presencia de grooming por parte de un adulto a un menor, en el que se busca establecer una relación con contenidos sexuales mediante distintas formas de chantaje emocional.

• El uso y difusión inadecuados de información con datos personales, fotos, vídeos …

A través de las redes sociales como Facebook o Instagram, y que pueden afectar gravemente a la privacidad personal.

Adicción a Internet, cuando el tiempo de conexión es excesivo y dificulta la participación del menor en otros entornos.

Otros riesgos de la red, como los virus, que pueden afectar al soporte informático familiar.

Todos estos elementos, se caracterizan por una rápida evolución y un cambio constante.

Por lo tanto es imprescindible que los padres los conozcan para poder actuar y establecer unos criterios claros sobre el modelo de interacción que los hijos deben tener con esta tecnología.

 

¿Por dónde empezar?

Implicación en el uso que los menores hacen de la red.
Esto incluye desde la presencia física, en el caso de la navegación de los más pequeños, hasta interesarse por las páginas que consultan.

Situación del ordenador en una zona de uso común de la casa.
Es recomendable que sea un sitio de paso que favorezca el uso visible de lo que se está haciendo.

Estableciendo pautas de uso claras respecto del tiempo de navegación y frecuencia.
Para establecer las normas, se debe tener en cuenta la edad y la madurez de cada menor.

Transmitiendo la importancia de la privacidad, tanto la propia como la de los demás.
Concienciarlos en la prudencia a la hora de hacer difusión de información personal, y ayudarles a crear claves de acceso – contraseñas seguras que no proporcionen información a personas desconocidas.

Advirtiendo de otros posibles riesgos.
Por ejemplo: encuentros con desconocidos, descargas de archivos de origen desconocido…

Instalación de sistemas de control externo.
Para ayudar a controlar el acceso a determinados contenidos.

Teniendo siempre actualizadas las herramientas de seguridad del terminal informático.

 

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